Sentimos las cosas cuando nos duelen, nos preocupamos cuando nos ofenden, sentimos pena, desilusión, hastío, impotencia. Pero es parte de nuestro trabajo al igual que los reconocimientos, alegrías y triunfos.

Nuestro éxito es sinónimo de que una persona encuentra empleo, cuando abandona las adicciones, también el momento en el que se nos reconoce el esfuerzo.

Estas navidades son las quintas de una crisis prolongada, cruel para las personas que la hemos vivido sin medios, incluso sin trabajo remunerado. Parece que sean las últimas de este infierno que nos lleva a vivir en otro modelo de sociedad, donde tenemos que encontrar nuevos valores o descubrir otras formas de sentir. Debemos de acoplarnos a una nueva forma de trabajar.

Comenzaremos el año luchando por la sostenibilidad del planeta, de nuestras tierras, de las personas que las habitamos, un año que irá marcado por grandes cambios, pues sin ellos no será posible sobrevivir.

2017 está dedicado al “turismo sostenible”, solidario, medioambiental en el que esperamos que la calidad humanice la macroeconomía y, si es necesario, llegue a rivalizar con los grandes paradigmas financieros que marcan el rumbo de una sociedad cada día menos empática. Donde la “economía colaborativa”, en su vertiente social, política, económica y financiera tome cuerpo dentro de la responsabilidad social. En este proceso, lejos quedan las teorías liberales, socialistas, la economía del bienestar. Se está abriendo camino una tendencia que está modificando las formas tradicionales de la vida.

Nuevos aires correrán por el mundo y superarán las creencias, transformando las ideologías. En si un cambio de la ciudadanía enmarcado en la tercera revolución tecnológica.

En nombre de todas las personas que componemos Patim, “feliz vuelo” 2017.