El abuso de drogas producidas legalmente como opiáceos y el consumo de algunas que se hallan en una especie de limbo jurídico -sustancias de diseño tan cambiantes que son muy difíciles de identificar y perseguir- se han convertido en un importante motivo de preocupación para la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que ayer presentó su informe anual en Viena.

Mientras que su escasez es aún un problema en países pobres -en África, Asia, y partes de Latinoamérica-, la sobreabundancia de analgésicos contra el dolor (estupefacientes o psicotrópicos) en los países ricos de Occidente "puede llevar al abuso y a una subsiguiente drogodependencia", advierte el trabajo del organismo dependiente de la ONU.

La Junta expresa su preocupación porque "en muchos países está extendido el abuso de sustancias sujetas a fiscalización internacional y desviadas hacia canales ilícitos [...] y en algunos países se ha equiparado a los niveles de abuso de drogas ilícitas o los ha superado", dice sin especificar, aunque apuntando a Occidente.

En los últimos 10 años, las muertes por un consumo excesivo de medicamentos "han aumentado considerablemente, superando en algunos países al número de fallecimientos por sobredosis con drogas ilegales", abunda el texto, que también se lamenta de la escasa atención que ha tenido este problema hasta que "la muerte de varios artistas prominentes se relacionó con el abuso de medicamentos de venta con receta", en aparente alusión a Michael Jackson. El informe asegura, asimismo, que en muchas ocasiones los adictos combinan "medicinas fabricadas lícitamente con drogas ilícitas".

También se están convirtiendo en un problema cada vez más grave las drogas de diseño cuyas instrucciones de producción se pueden encontrar muy fácilmente en Internet. Un ejemplo es la mefedrona, un compuesto que tiene efectos parecidos al de la cocaína, la anfetamina y la MDMA (éxtasis).

En diciembre pasado, la UE lo prohibió totalmente. Hasta entonces, la mefedrona no estaba perseguida en 12 países comunitarios, entre ellos España, donde su uso es aún minoritario. En Reino Unido e Irlanda su consumo está relacionado con la muerte de más de 35 personas.

En general, este tipo de productos son drogas que se crean modificando ligeramente la estructura molecular de las sustancias fiscalizadas, originando otras nuevas con efectos similares a las primeras y difíciles de perseguir. En Europa se vigilan 16 nuevas sustancias de este tipo y 51 en Japón.Pero quizá lo más llamativo del informe es esa llamada de atención sobre el abuso y consiguiente "drogodependencia" de medicamentos completamente legales.

En España, se ha pasado en una década de un consumo de menos de 1.000 dosis diarias -unidades técnicas de medida por millón de habitantes al día- a 8.000. Esto le sitúa en el noveno lugar en Europa entre 2007 y 2009 en una lista de 26 países que encabezaba Alemania (19.000 dosis al día) seguida por Austria, Bélgica, Dinamarca, Suiza, Islandia, Gibraltar y Holanda.

Europa ostenta el récord mundial de uso de benzodiazepinas, un sedante de efectos relajantes, y América del Norte, el de estimulantes para potenciar artificialmente el rendimiento -metilfenidato, anfetamina y dexanfetamina- tanto del cuerpo y la mente.

Entre 2005 y 2009, el consumo mundial estimado de metilfenidato aumentó un 30%, llegando a 40 toneladas, la mayoría, consumidas en EE UU. Allí, el uso de metilfenidato para el tratamiento del trastorno de la concentración es todavía recomendado en anuncios, algo que va contra los convenios internacionales. Su uso es mucho mayor en EE UU que en todos los demás países juntos. Quizá por eso, el país norteamericano es el único que, de momento, ofrece datos fiables sobre el alcance del abuso de medicamentos de venta con receta.